CINCO IDEAS FALSAS SOBRE LA CULTURA
1- Se puede tener y no tener cultura.
Desde el punto
de vista de la antropología, todos los serse humanos, por definición, tienen
cultura.
Ser parte de la
especie humana significa ser un ser cultural. En la medida en que alguien
pertenece a un grupo, una etnia, un pueblo, cualquier tipo de “comunidad”
humana, participa en la cultura de este y solo así es ser humano.
El
malentendimiento se produce por un uso muy restringido del significado de la
palabra “cultural”.
2- Hay una jerarquía natural entre culturas (y
entre subculturas).
La cultura
humana no es una, es tan polifacética y variada como la humanidad misma. No
existe absolutamente ningún criterio objetivo, y mucho menos científico para
establecer este tipo de jerarquías.
Esta
jerarquización de subculturas y de expresiones culturales va casi siempre a la
par de la estratificación social: las
clases ricas y poderosas determinan lo que debe ser llamado “alta” cultura y lo
que es solamente cultura “baja”.
3- Hay culturas “puras” y “mezcladas”.
Es evidente la
inexistencia de culturas puras, ya que todas las culturas a lo largo de la
historian han ido variando. En estos tiempos de migración y globalización es
ilógico no apreciar la evidente mezcla cultural, ya sea apropiada o impuesta.
Esta idea errónea proviene de la época de la Colonia, donde el mestizaje era
visto como algo negativo pues no preservaba la pureza peninsular de los
conquistadores.
4- Los recintos propios de la cultura son los
museos, los teatros y las bibliotecas.
Esta idea es
equivoca ya que la vida cultural va mucho más allá de lo que se exhibe y
conserva en los muses, teatros y bibliotecas; ya que no todo el mundo tiene
acceso a estos lugares. Esta idea está relacionada con la existencia de una
jerarquía entre culturas.
Hay que
considerar la cultura como patrimonio colectivo en la que todos participamos de
alguna manera.
5- La existencia de la cultura depende del
Estado.
La existencia de
la cultura no depende del Estado, pero lo que sí que es cierto es que el Estado
contribuye al mantenimiento de esta con subvenciones, de ahí este pensamiento
erróneo.
La cultura
humana se compone por diferentes culturas, por lo tanto, las fronteras
geográficas no coinciden con las fronteras culturales.
Muchas veces el Estado se escuda en el lema del
fortalecimiento de la cultura nacional por su propio beneficio económico.
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